La ruta se inicia en la pista que lleva el polideportivo, desde donde se toma un antiguo camino carretero que, entre las encinas y robles instalados sobre soleadas laderas, accede al paraje de Valdecouso, un importante soto de castaños que ofrece, llegado el otoño, sus apetecibles frutos, las castañas.
Poco a poco la senda estrecha y salva el desnivel entre el anterior paraje y el Arroyo del Mostruelo, también conocido como Arroyo de la Górgora, en referencia al sonido que hace el agua al brotar.
Robles, encinas y castaños dan paso lentamente a una exuberante vegetación
favorecida por la humedad y la umbría del angosto cauce del arroyo, que discurre encañonado entre la roca cuarcítica. Helechos, musgos, líquenes y troncos de árboles quereciosos de agua, tapiz en el suelo.
Robles, encinas y castaños dan paso lentamente a una exuberante vegetación
favorecida por la humedad y la umbría del angosto cauce del arroyo, que discurre encañonado entre la roca cuarcítica. Helechos, musgos, líquenes y troncos de árboles quereciosos de agua, tapiz en el suelo.
El ambiente misterioso y sombrío que se respira, acompaña el rústico puente de madera que salva el arroyo y la leyenda de las Górgoras, que refiere topónimos como
Peña Infierna o Pozo del Gorgora. Una vez alcanzado este puente, el paseo tranquilo junto a las cristalinas aguas, permite disfrutar de la singularidad de este escondido y remoto lugar.
Peña Infierna o Pozo del Gorgora. Una vez alcanzado este puente, el paseo tranquilo junto a las cristalinas aguas, permite disfrutar de la singularidad de este escondido y remoto lugar.